lunes, 23 de abril de 2007

MOSTAZA y un final anunciado


Reinaldo Carlos Merlo estará siempre en los corazones de los hinchas de Racing. Esta afeada versión del 2007 no empañará la del 2001. Pero era inevitable su salida, por el bien de la Academia. Del simpático personaje que supo cautivarnos con su personalidad sólo quedaba una sombra: un tipo paranoico que estaba más preocupado en cazar fantasmas que en lo deportivo. El final fue penoso, poco acorde con un hombre que se ganó una estatua. En vez de irse asumiendo culpas prefirió el adiós escandaloso, poniéndose en el papel de víctima y dejando al club que "quiere mucho" prendido fuego. Y el mayor legado fue la división de la gente entre los que lo bancaban y los que ya no aguantaban sus planteos mezquinos. La otra herencia, futbolística, se vio en el primer tiempo: los jugadores parecían estatuas. En el ST, Micó sorprendió con sus cambios tan inteligentes como audaces. Hasta se animó a tocar al Piojo, que parecía becado por Merlo. Ahora, con el resultado puesto, repatriar a Mostaza fue un error. Lo único bueno es que en el futuro ya no será una presión para los futuros entrenadores. Por todo lo demás, el sentimiento es de tristeza. Ahora, De Tomaso deberá afinar la puntería. Se le consumió un crédito importante con el hincha y no puede equivocarse
pero que queda algo bien en claro MOSTAZA ES UN GRANDE DE VERDAD, aunque los grandes aveces se equivocan.

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